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Letanías de los Ángeles

Letanías de los Ángeles

Las Letanías de los Ángeles: Una Oración de Protección y Alabanza Celestial

Las Letanías de los Ángeles son oraciones que invocan a estos seres celestiales en sus distintos coros y funciones, desde los ángeles custodios hasta los poderosos arcángeles como San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Cada invocación reconoce sus virtudes, su misión en el plan de Dios y su cercanía a los hombres como protectores y mensajeros divinos.

Al rezar esta letanía, elevamos nuestro espíritu hacia el cielo, pidiendo a los ángeles que nos acompañen, nos protejan del mal y nos guíen hacia la voluntad de Dios. Es un acto de confianza total en la presencia constante de estos seres que, aunque invisibles, trabajan incansablemente por nuestra salvación.

La Historia de la devoción a los Ángeles

La devoción a los ángeles tiene raíces profundas en las Sagradas Escrituras. Desde el Génesis, cuando los ángeles custodian el Edén, hasta el Apocalipsis, donde se presentan como guerreros de Dios, su presencia es constante. En el Nuevo Testamento, los ángeles anuncian la venida de Cristo, protegen a la Sagrada Familia y asisten en momentos clave de la vida de Jesús.

Con el tiempo, esta devoción fue creciendo en la Iglesia. Los fieles comenzaron a invocar a los ángeles en sus oraciones personales y comunitarias, reconociendo su papel como mensajeros de Dios y guardianes del alma. Las Letanías de los Ángeles nacieron como una forma organizada de expresar esta fe, permitiendo a los creyentes alabar y pedir la intercesión de los ángeles en todas las circunstancias de la vida.

Significado espiritual de rezar las Letanías de los Ángeles

Al rezar estas letanías, no solo pedimos ayuda y protección, sino que también aprendemos de los ángeles su obediencia y fidelidad a Dios. Ellos nos enseñan a vivir en humildad, a escuchar la voz del Señor y a actuar conforme a su voluntad.

Esta oración nos recuerda que no estamos solos en nuestras luchas espirituales. Los ángeles caminan con nosotros, interceden por nuestras necesidades y nos libran de peligros visibles e invisibles. Son un recordatorio de la infinita misericordia de Dios, que nos ama tanto que ha dispuesto guardianes celestiales para nuestro cuidado.

¿Cuándo se rezaban y cómo se practican hoy?

Tradicionalmente, las Letanías de los Ángeles se rezaban en momentos de peligro o tentación, como una súplica por protección divina. También eran comunes en vigilias, procesiones y durante la fiesta de los Santos Ángeles Custodios (2 de octubre) o la de los Santos Arcángeles (29 de septiembre).

Hoy en día, esta letanía es una oración ideal para rezar en casa, en familia o en comunidad. Puede ser parte de una hora santa, acompañar la Adoración Eucarística o integrarse en un retiro espiritual. Su estructura permite que tanto niños como adultos participen, creando un momento de unidad espiritual y familiar.

Reflexión final

Rezar las Letanías de los Ángeles es abrir nuestro corazón al cielo, confiando en que los ángeles están siempre a nuestro lado, intercediendo por nosotros y guiándonos hacia la luz de Dios. Es una invitación a vivir con esperanza, sabiendo que contamos con la ayuda de estos seres celestiales en cada paso de nuestro camino.

Que esta oración sea para ti una fuente de paz y fortaleza, recordándote que nunca estás solo. En cada momento, los ángeles están ahí, listos para protegerte, animarte y llevar tus súplicas hasta el trono de Dios. ¿Te animas a rezarla hoy? Siente su presencia, confía en su intercesión y vive bajo la protección divina.

Letanía a los Ángeles:

Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad

Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad

Señor, ten piedad
Cristo, óyenos

Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos

Cristo, escúchanos

Dios, Padre celestial
Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo
Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo
Ten piedad de nosotros
Santa Trinidad, un solo Dios
Ten piedad de nosotros

Santa María, Reina de los Ángeles
Ruega por nosotros
San Miguel

Ruega por nosotros
San Gabriel

Ruega por nosotros
San Rafael

Ruega por nosotros
Santo Ángel de la Guarda

Ruega por nosotros
Coro de Serafines

Rogad por nosotros
Coro de Querubines

Rogad por nosotros
Coro de Tronos

Rogad por nosotros
Coro de Dominaciones

Rogad por nosotros
Coro de las Virtudes

Rogad por nosotros
Coro de las Potencias

Rogad por nosotros
Coro de principados

Rogad por nosotros
Coro de Arcángeles

Rogad por nosotros
Coro de Ángeles

Rogad por nosotros

Vosotros que rodeáis el sublime y elevado trono de Dios
Rogad por nosotros
Vosotros que cantáis sin cesar ante Dios: Santo, santo, santo es el Dios de los ejércitos

Rogad por nosotros
Vosotros que disipáis nuestras tinieblas e ilumináis nuestras mentes

Rogad por nosotros
Vosotros que nos anunciáis cosas divinas

Rogad por nosotros
Vosotros que habéis recibido de Dios la tarea de custodiar a los hombres

Rogad por nosotros
Vosotros, que siempre contempláis el rostro del Padre celestial

Rogad por nosotros
Vosotros, que os alegráis mucho de la conversión de un solo pecador

Rogad por nosotros
Vosotros, que sacasteis al justo Lot de en medio de los pecadores

Rogad por nosotros
Vosotros, que subisteis y bajasteis la escalera de Jacob

Rogad por nosotros
Vosotros, que disteis la ley de Dios a Moisés en el Monte Sinaí

Rogad por nosotros
Vosotros, que habéis traído la alegría al mundo con el nacimiento del Salvador

Rogad por nosotros
Vosotros que Le servisteis en el desierto después de Su ayuno de cuarenta días

Rogad por nosotros
Vosotros, que llevasteis a Lázaro en el vientre de Abraham

Rogad por nosotros
Vosotros, que estáis vestidos de blanco junto a la tumba de Jesús

Rogad por nosotros
Vosotros, que hablasteis a los discípulos en cuanto Jesús subió al cielo

Rogad por nosotros
Vosotros, que precederéis a Jesucristo en el Juicio Final, que vendréis con el estandarte de Su Cruz

Rogad por nosotros
Vosotros, que reuniréis a los elegidos al final de los tiempos

Rogad por nosotros
Vosotros, que separáis a los malvados de los justos

Rogad por nosotros
Vosotros que lleváis nuestras oraciones al trono de Dios

Rogad por nosotros
Vosotros que nos fortalecéis en la hora de nuestra muerte

Rogad por nosotros
Vosotros, que lleváis al cielo las almas de los justos, limpias de todas sus impurezas

Rogad por nosotros
Vosotros, que hacéis milagros con el poder divino
Rogad por nosotros
Vosotros, que sois enviados a ministrar a los que van a ser herederos de la salvación

Rogad por nosotros
Vosotros que presidís reinos y provincias

Rogad por nosotros
Vosotros, que a menudo habéis disipado los ejércitos del enemigo

Rogad por nosotros
Vosotros, que a menudo habéis librado a los siervos de Dios de las cárceles y de otros peligros de la vida

Rogad por nosotros
Vosotros, que habéis consolado a los mártires en sus tormentos

Rogad por nosotros
Vosotros, que protegéis con especial cuidado a los prelados y a los príncipes

Rogad por nosotros
Todas las órdenes de los espíritus benditos

Rogad por nosotros

De todo peligro
Libradnos, Señor
De las trampas del diablo

Libradnos, Señor
De todos los cismas y herejías

Libradnos, Señor
De la peste, el hambre y la guerra

Libradnos, Señor
De la muerte repentina e inesperada

Libradnos, Señor
De la muerte y la condenación eterna

Libradnos, Señor

Pecadores que somos
Os rogamos que nos escuchéis
Por vuestros santos ángeles

Os rogamos que nos escuchéis
Perdonadnos

Os rogamos, escuchadnos
Concedednos la gracia

Os suplicamos, escuchadnos
Que gobernéis y conservéis Vuestra santa Iglesia

Os lo rogamos, escuchadnos
Proteged al Soberano Pontífice y a todas las órdenes de la jerarquía eclesiástica

Os rogamos que nos escuchéis
Que establezcáis la paz y la armonía entre las naciones

Os rogamos que nos escuchéis
Concedednos y conservad para nosotros los frutos de la tierra

Os rogamos que nos escuchéis
Conceded a todos los fieles difuntos el descanso eterno

Os lo imploramos

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo
Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo

Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo

Ten piedad de nosotros, Señor

Cristo, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos

Cristo, escúchanos

Oremos
Oh Señor, Vos que compartís con admirable orden los diversos ministerios y funciones de los ángeles y de los hombres, concedednos por Vuestra gracia que los que siempre asisten en el cielo a Vuestra presencia para serviros, defiendan también nuestra vida en la tierra: Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

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