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Letanías a la Santísima Trinidad

Letanías a la Santísima Trinidad

Letanías a la Santísima Trinidad: Una Oración de Fe y Misterio

Las letanías son una forma profunda de adoración y súplica a Dios en su misterio trinitario: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este tipo de oración nos invita a contemplar y glorificar el amor eterno que fluye entre las tres personas divinas, un amor que también nos abraza y transforma.

Estas letanías son una manifestación de la fe cristiana en uno de sus misterios centrales. Al rezarlas, nos acercamos con humildad y gratitud al Dios Trino, reconociendo su obra en la creación, redención y santificación de la humanidad.

¿Qué son las Letanías a la Santísima Trinidad?

Las letanías son oraciones estructuradas que consisten en invocaciones repetitivas y respuestas comunitarias. Las Letanías a la Santísima Trinidad se dirigen al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, destacando sus atributos divinos y las gracias que derraman sobre nosotros.

Cada invocación en estas letanías tiene un propósito:

  • Al Padre, le rendimos honor como Creador, el origen de todo lo que existe.
  • Al Hijo, le alabamos como nuestro Redentor, quien dio su vida por nuestra salvación.
  • Al Espíritu Santo, le veneramos como Consolador y Santificador, quien nos guía en el camino hacia Dios.

Las letanías nos permiten contemplar la unidad y la diversidad de Dios, sumergiéndonos en el misterio trinitario con una actitud de reverencia y amor.

¿Por qué rezar las Letanías a la Santísima Trinidad?

Rezar estas letanías no es solo un acto de alabanza, sino también una oportunidad para profundizar nuestra relación con Dios. En ellas encontramos:

  • Adoración sincera, reconociendo a Dios como la fuente de toda vida y bondad.
  • Acción de gracias, por los innumerables dones que recibimos del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
  • Súplica confiada, pidiendo la gracia de vivir según la voluntad de Dios y reflejar su amor en nuestras vidas.

Estas letanías también son una forma de unirnos al culto celestial, donde ángeles y santos alaban sin cesar la gloria de la Trinidad. Al rezarlas, participamos de esa alabanza eterna.

La historia de las Letanías a la Santísima Trinidad

Aunque la devoción a la Santísima Trinidad es parte esencial del cristianismo desde sus inicios, las letanías específicas dirigidas a ella se popularizaron en la Edad Media, especialmente entre comunidades monásticas. Estas oraciones buscaban glorificar a Dios en su misterio trinitario, mientras los fieles meditaban en su papel en la historia de la salvación.

Con el tiempo, las letanías a la Santísima Trinidad fueron incorporadas en diferentes celebraciones litúrgicas y devocionales. En la actualidad, se rezan tanto en contextos comunitarios como en la oración personal, especialmente en la fiesta de la Santísima Trinidad, que se celebra el domingo siguiente a Pentecostés.

¿Cuándo y cómo rezar estas Letanías?

Las Letanías a la Santísima Trinidad pueden rezarse en cualquier momento, pero son especialmente recomendadas en:

  • La fiesta de la Santísima Trinidad.
  • Al inicio o final de una jornada, para consagrarla a Dios.
  • Momentos de discernimiento, buscando la guía del Espíritu Santo.
  • En retiros espirituales o tiempos de oración profunda, como una forma de contemplar el misterio de Dios.

Estas letanías pueden acompañarse de otras oraciones, como el Gloria, para reforzar el acto de adoración y alabanza.

Reflexión final

Rezar las letanías a la Santísima Trinidad es abrir nuestro corazón al misterio más profundo de nuestra fe. Es reconocer que nuestro Dios es uno y trino, un Dios que no solo existe, sino que nos ama con un amor infinito.

En cada invocación, nos encontramos con un Padre que nos crea, un Hijo que nos salva y un Espíritu Santo que nos santifica. Este diálogo de amor eterno entre las tres personas divinas es también el llamado que Dios nos hace: participar de su comunión y reflejarla en el mundo.

Hoy te invito a rezar estas letanías con fe y devoción. Contempla el misterio de la Santísima Trinidad y permite que su amor transforme tu vida. Alaba al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y deja que su gracia llene tu corazón. ¡Dios, en su infinita comunión, te espera con los brazos abiertos!

Letanía a la Santísima Trinidad:

Oh, Santa Trinidad Óyenos
Oh, adorada Trinidad Escúchanos,

Dios, Padre celestial
Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo
Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo
Ten piedad de nosotros
Santa Trinidad, un solo Dios
Ten piedad de nosotros

Verdadera y Única Trinidad
Ten Piedad
Única y suma Deidad

Ten Piedad
Santa e indivisa Unidad

Ten Piedad
Unidad en la Sustancia, Trinidad en las Personas

Ten Piedad
Único e igual Poder

Ten Piedad
Única y Coeterna Majestad

Ten Piedad
Única e igual Gloria

Ten Piedad
Una y Divina Trinidad

Ten Piedad
Padre Creador

Ten Piedad
Hijo Reparador

Ten Piedad
Espíritu Santo Paráclito

Ten Piedad
Padre Ingénito

Ten Piedad
Hijo Unigénito

Ten Piedad
Espíritu Santo de Ambos procedente

Ten Piedad
Santa Trinidad, Única, Creadora y Gobernadora de todo

Ten Piedad
Omnipotencia de Dios Padre

Ten Piedad
Inescrutable Sabiduría de Dios Hijo

Ten Piedad
Eficacísima Bondad del Espíritu Santo

Ten Piedad
Una y Simple Divinidad

Ten Piedad
Santo, Santo, Santo, Señor de los ejércitos

Ten Piedad
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal

Ten Piedad
Tú, en Quien vivimos, nos movemos y existimos

Ten Piedad
Tú, en Quien, por Quien y para Quien todo existe

Ten Piedad
Rey de los siglos, Inmortal e Invisible

Ten Piedad
Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob

Ten Piedad
Tú, El que eras, El que eres y El que vendrás

Ten Piedad
Padre, Hijo y Espíritu Santo, Único Dios

Ten Piedad

Senos propicio
Perdónanos, Santa Trinidad
Senos propicio

Escúchanos, Santa Trinidad

De todo mal
Líbranos, Santa Trinidad
De todo pecado

Líbranos, Santa Trinidad
De toda soberbia y pertinacia

Líbranos, Santa Trinidad
De toda avaricia y codicia

Líbranos, Santa Trinidad
De la gula y del amor al mundo

Líbranos, Santa Trinidad
De toda envidia y odio

Líbranos, Santa Trinidad
De toda mala voluntad

Líbranos, Santa Trinidad
De toda lujuria e injusticia

Líbranos, Santa Trinidad
De toda acedia y pusilanimidad

Líbranos, Santa Trinidad
De la maldición perpetua

Líbranos, Santa Trinidad
Por lo inexpugnable de tu omnipotencia

Líbranos, Santa Trinidad
Por la Majestad de tu gloria

Líbranos, Santa Trinidad
Por la grandeza de tu misericordia

Líbranos, Santa Trinidad
Por la abundancia de tu bondad

Líbranos, Santa Trinidad
Por lo inenarrable de tu caridad

Líbranos, Santa Trinidad
Por lo insondable de tus juicios

Líbranos, Santa Trinidad
Por la excelsitud de tu sabiduría y tu ciencia

Líbranos, Santa Trinidad
Por las riquezas de tu santidad

Líbranos, Santa Trinidad
En el Día del Juicio

Líbranos, Santa Trinidad

Nosotros, que somos pecadores
Te rogamos, óyenos
Para que solo a Ti adoremos y sirvamos

Te rogamos, óyenos
Señor y Dios nuestro

Te rogamos, óyenos
Para que no tomemos tu Santo Nombre en vano

Te rogamos, óyenos
Para que observemos y santifiquemos los días festivos de la Iglesia

Te rogamos, óyenos
Para que obedezcamos y honremos a nuestros padres y superiores

Te rogamos, óyenos
Para que no matemos al hermano ni de palabra ni de obra

Te rogamos, óyenos
Para que no te ofendamos con la mente ni con el cuerpo

Te rogamos, óyenos
Para que no hurtemos ni pequemos contra la justicia

Te rogamos, óyenos
Para que no mintamos ni levantemos falso testimonio

Te rogamos, óyenos
Para que no codiciemos los bienes del hermano ni lo envidiemos

Te rogamos, óyenos
Para que te amemos con todo el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas

Te rogamos, óyenos
Para que por Ti amemos sinceramente al prójimo como a nosotros mismos

Te rogamos, óyenos
Para que te dignes conducirnos a tu Visión beatífica

Te rogamos, óyenos
Dios Engendrador, Dios Engendrado y Dios de Ambos Expirado

Te rogamos, óyenos

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo
Haznos propicios al Padre
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo

Sé propicio a nosotros, los pecadores
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo

Danos tu Espíritu Santo

Oh, Santa Trinidad
Óyenos
Oh, adorada Trinidad

Escúchanos
Señor, ten piedad

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad

Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad

Señor, ten piedad

Bendito eres, Dios de nuestros padres
Alabado y glorioso por los siglos
Bendito eres, Señor, en el fundamento del Cielo
Y alabado y glorioso y ensalzado por los siglos
Que te bendigan tus ángeles y santos
Que te alaben y glorifiquen por los siglos
Que te bendigan el cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos hay
Que te alaben y glorifiquen por los siglos
Bendigamos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Alabémoslos y ensalcémoslos por los siglos
Señor, suba a Ti mi oración
Y llegue a Ti mi clamor

Oraciones
Todopoderoso y Eterno Dios, que diste a tus siervos conocer la gloria de tu Eterna Trinidad y adorar la unidad y el poder de tu Majestad en la confesión de la verdadera fe, te rogamos que, creyendo firmemente en Ti, nos veamos libres de toda adversidad.

Dios, que amas y restituyes la inocencia, orienta a Ti el corazón de tus siervos, para que con fervor de espíritu, permanezcamos firmes en la fe y eficaces en las obras.

Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que prometes, haznos amar lo que mandas.

Te rogamos, Dios, que concedas a tus fieles el perdón y la paz para que sean justificados de sus faltas y te sirvan con libre voluntad.

Dios todopoderoso y eterno, mira propicio nuestra enfermedad y extiende clementemente tu brazo majestuoso sobre nosotros, para protegernos y sanarnos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

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