
Jesús Misericordioso: Fuente de Amor y Perdón
Las Letanías a Jesús Misericordioso son una oración especial que nos invita a confiar plenamente en el amor y la compasión de Cristo. Estas letanías nos llevan a reflexionar sobre los insondables misterios del corazón de Jesús, que late de amor por cada uno de nosotros.
Estas invocaciones nos recuerdan que Jesús no solo es nuestro Salvador, sino también un amigo cercano que comprende nuestras luchas, perdona nuestras faltas y nos llama a vivir en comunión con él. Al rezar estas letanías, renovamos nuestra confianza en su infinita misericordia y aprendemos a ser instrumentos de esa misma misericordia en el mundo.
El Origen de las Letanías a Jesús Misericordioso
Las letanías se inspiran en las revelaciones de Jesús a Santa Faustina en la década de 1930, en Polonia. Durante estas apariciones, Jesús le confió el mensaje de la Divina Misericordia, enfatizando la importancia de la confianza en él y de la práctica de la misericordia hacia los demás. Uno de los pilares de esta devoción es la famosa frase: «Jesús, en ti confío», que se convierte en el eco central de estas letanías.
Estas oraciones suelen ser rezadas en comunidad o individualmente, especialmente en el contexto de la Coronilla de la Divina Misericordia, que se celebra de manera especial cada segundo domingo de Pascua. En ellas, proclamamos los atributos de Cristo Misericordioso y elevamos nuestras peticiones confiando en su amor sin límites.
Estructura y mensaje de las Letanías
Las Letanías a Jesús Misericordioso siguen un formato de invocaciones seguidas por una respuesta comunitaria, como “Jesús Misericordioso, ten piedad de nosotros”. Cada invocación resalta un aspecto de la misericordia de Jesús y su amor por la humanidad. Algunas de las frases más conmovedoras incluyen:
- Jesús, fuente de misericordia que brota del corazón del Padre,
Ten piedad de nosotros. - Jesús, salvación de los pecadores y esperanza de los desesperados,
Ten piedad de nosotros. - Jesús, alivio de los enfermos y consuelo de los afligidos,
Ten piedad de nosotros.
Cada una de estas invocaciones nos recuerda que la misericordia de Jesús no tiene fronteras y que siempre está disponible para quienes acuden a él con un corazón contrito.
Beneficios espirituales de rezar las Letanías a Jesús Misericordioso
Al rezar estas letanías, experimentamos una profunda paz y consuelo espiritual. Nos ayudan a:
- Fortalecer nuestra confianza en Dios, especialmente en momentos de dificultad o duda.
- Pedir perdón con humildad, recordando que Jesús siempre está dispuesto a acogernos con amor.
- Renovar nuestra esperanza, incluso cuando las circunstancias parecen adversas.
- Convertirnos en agentes de misericordia, extendiendo el amor y la compasión de Cristo a quienes nos rodean.
Rezar estas letanías nos permite contemplar el corazón de Jesús, que es un refugio seguro para nuestras almas. Nos invita a imitar su misericordia en nuestras acciones diarias, ayudando a construir un mundo más compasivo y solidario.
Un llamado a la Misericordia Activa
La devoción a Jesús Misericordioso no termina con la oración; nos impulsa a vivir la misericordia en nuestras relaciones con los demás. Como dijo Santa Faustina: «La misericordia de Dios debe reflejarse en nuestras obras». Esto significa perdonar a quienes nos han herido, ayudar a los necesitados, y ser una presencia de esperanza y amor en un mundo que a menudo carece de ambos.
Invitación final: reza con confianza y amor
Te invito a rezar las Letanías a Jesús Misericordioso con un corazón lleno de confianza y amor. Deja que estas palabras profundicen tu relación con Cristo y te llenen de su paz.
Jesús te espera con los brazos abiertos. En él encontrarás el consuelo, la esperanza y la fortaleza que necesitas. Recuerda siempre que su misericordia es infinita y está disponible para ti en cada momento de tu vida.
¡Reza con fe, confía plenamente y permite que el amor de Jesús transforme tu corazón!

Letanía a Jesús Misericordioso:
Señor, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Jesús, Rey de Misericordia
En Ti confio
Jesús, Misericordia infinita
En Ti confio
Jesús, fuente inagotable de amor
En Ti confio
Jesús, quien perdona todos nuestros pecados
En Ti confío.
Jesús, quien sana nuestras heridas
En Ti confio
Jesús, refugio de los pecadores
En Ti confio
Jesús, consuelo de los afligidos
En Ti confio
Jesús, esperanza de los desesperados
En Ti confio
Jesús, fortaleza de los débiles
En Ti confio
Jesús, guía de los errantes
En Ti confio
Jesús, paz en la tribulación
En Ti confio
Jesús, luz en las tinieblas
En Ti confio
Jesús, salvación de los moribundos
En Ti confio
Jesús, quien nunca rechaza a un alma arrepentida
En Ti confio
Jesús, rostro visible de la Misericordia del Padre
En Ti confio
Jesús, Redentor del mundo
En Ti confio
De nuestras dudas y temores
Líbranos, Señor
De la dureza de nuestro corazón
Líbranos, Señor
De la falta de confianza en tu Misericordia
Líbranos, Señor
De la desesperanza en tiempos difíciles
Líbranos, Señor
De toda tentación que nos aparte de Ti
Líbranos, Señor
Por el amor con que viniste al mundo
Te rogamos, óyenos
Por el sacrificio de tu cruz
Te rogamos, óyenos
Por el dolor de tu Sagrado Corazón
Te rogamos, óyenos
Por la sangre y agua que brotaron de tu costado
Te rogamos, óyenos
Por tu presencia viva en la Eucaristía
Te rogamos, óyenos
Por la confianza que depositas en nosotros
Te rogamos, óyenos
Por la paz que das a las almas que se refugian en Ti
Te rogamos, óyenos
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Ten piedad de nosotros
Jesús Misericordioso, esperanza de los pecadores
En Ti confio
Jesús Misericordioso, fuente de nuestra salvación
En Ti confio
Oración final
Oh Jesús Misericordioso, que derramas tu amor infinito sobre cada alma que confía en Ti, enséñanos a vivir según tu ejemplo ya extiende tu Misericordia a nuestros hermanos. Guíanos en el camino de la santidad, fortalécenos en nuestras luchas y llévanos un día a gozar de tu presencia eterna. Tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
Comparte esta oración:
Escucha la Letanía audio:
Otros enlace de interés: