
Las Letanías al Niño Jesús: Una invitación a contemplar la inocencia divina
Esta es la letanía más popular y tradicional dedicada al niño Jesús. La Letanía del Dulce Nombre de Jesús nos lleva a meditar en la dulzura, la humildad y el amor infinito de Jesús en su infancia. A través de sus invocaciones, somos invitados a adorar y amar al Niño Dios, quien se hizo pequeño por nosotros, acercándose a nuestra humanidad con ternura y compasión. Rezar esta letanía nos conecta con el misterio de la Encarnación y nos inspira a vivir con corazones sencillos y confiados.
Historia y significado de las Letanías del Niño Dios
La devoción al Niño Jesús tiene sus raíces en los primeros siglos del cristianismo, pero cobró un auge especial en el siglo XVI con Santa Teresa de Jesús, quien difundía su amor al Divino Infante. Más tarde, figuras como San Antonio de Padua y el Beato Padre Pío también contribuyeron a popularizar esta devoción.
La Letanía del Niño Jesús surgía como una expresión de amor y adoración al pequeño Rey del cielo. Especialmente en España y Latinoamérica, esta oración es particularmente querida durante el tiempo de Navidad y en las fiestas dedicadas al Niño Dios. La letanía nos invita a contemplar la humildad de Jesús, nacido en un pesebre, y a acercarnos a él con corazones de niños.
La dimensión espiritual de las Letanías al Niño Jesús
Rezar las Letanías al Niño Jesús es una forma profunda de vivir la Navidad en su sentido más espiritual. Al rezarlas, no solo recordamos el nacimiento de Jesús, sino que también invitamos al Niño Dios a entrar en nuestras vidas y corazones, renovando nuestro ser interior con su amor y luz. Estas Letanías nos ayudan a ver la Navidad no solo como una celebración externa, sino como un momento de encuentro íntimo con Cristo, quien vino al mundo para traer paz, alegría y salvación.
Además, las Letanías nos recuerdan la importancia de la humildad. El Niño Jesús nos invita a acercarnos a Él con un corazón humilde y sencillo, como Él mismo lo hizo al nacer en un pesebre. Este acto de humildad de Cristo es un ejemplo de cómo debemos vivir nuestra fe: con sencillez, sin buscar gloria o reconocimiento, pero con un corazón lleno de amor y generosidad.
Reflexionando sobre las invocaciones
Cada invocación de la Letanía del Niño Jesús nos ofrece una ventana a los atributos y virtudes del Divino Infante. Aquí comparto algunas reflexiones:
1. Niño Jesús, Hijo de Dios vivo
En esta invocación, proclamamos la divinidad de Jesús, quien siendo Dios se hizo hombre por amor a nosotros. Contemplar su pequeñez nos invita a admirar su humildad y a reconocer que él es la luz que ilumina nuestras vidas.
2. Niño Jesús, Rey de amor
Aunque vino al mundo en un estado de pobreza y simplicidad, Jesús es el Rey de reyes. Esta invocación nos anima a rendirle homenaje y a hacerle Rey de nuestros corazones.
3. Niño Jesús, ternura del Padre
Jesús refleja el amor y la compasión del Padre celestial. Al meditar en esta invocación, sentimos cómo la ternura de Dios se hace presente en nuestra vida a través de su Hijo.
4. Niño Jesús, fuente de paz
La paz que el Niño Jesús trae al mundo es un don que transforma corazones. Al rezar esta invocación, pedimos esa paz para nuestras vidas, nuestras familias y el mundo entero.
La Letanía del Niño Jesús en nuestra vida cristiana
Incorporar la Letanía del Niño Jesús en nuestra oración nos ayuda a mantener viva la conciencia de la humildad y el amor de Cristo. Esta letanía también es un poderoso medio para fomentar la unidad familiar, especialmente cuando se reza en conjunto durante el tiempo de Navidad.
En muchas comunidades de Latinoamérica y España, es común rezarla en las «posadas» o en celebraciones navideñas, renovando así nuestra fe en el Niño Dios. Este gesto sencillo pero profundo fortalece nuestra relación con Jesús y nos impulsa a imitar su ejemplo de sencillez y amor.
Que esta reflexión sobre la Letanía del Niño Jesús te inspire a rezarla con devoción y a compartir su belleza con quienes te rodean. El Niño Dios está siempre listo para bendecirnos con su amor y su paz.

Letanía del Niño Jesús:
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial
Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo
Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo
Ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, un solo Dios
Ten piedad de nosotros
Niño recién nacido
Te alabamos todos
Niño Poderoso
Te alabamos todos
Niño Amable
Te alabamos todos
Niño Humilde
Te alabamos todos
Niño Venerable
Te alabamos todos
Niño Fiel
Te alabamos todos
Niño Creador
Te alabamos todos
Niño Salvador
Te alabamos todos
Niño Consolador
Te alabamos todos
Niño Laudable
Te alabamos todos
Niño Glorificador
Te alabamos todos
Niño Misericordioso
Te alabamos todos
Niño Espiritual
Te alabamos todos
Hijo de María
Te alabamos todos
Modelo de Castidad
Te alabamos todos
Luz de la Redención
Te alabamos todos
Sol de la Verdad
Te alabamos todos
Alivio del Pecador
Te alabamos todos
Maná del Consuelo
Te alabamos todos
Tesoro de la gracia
Te alabamos todos
Estrella del Alba
Te alabamos todos
Faro de consolación
Te alabamos todos
Bálsamo de la Salud
Te alabamos todos
Alegría de los Justos
Te alabamos todos
Templo de la Pureza
Te alabamos todos
Templo de la Verdad
Te alabamos todos
Padre de Israel
Te alabamos todos
Príncipe de los Patriarcas
Te alabamos todos
Luz de los Profetas
Te alabamos todos
Maestro de los Apóstoles
Te alabamos todos
Árbol de la Vida
Te alabamos todos
Vertiente de Virtudes
Te alabamos todos
Divino Emmanuel
Te alabamos todos
Deseado del Mundo
Te alabamos todos
Antorcha de Pureza
alabamos todos
Modelo de Perfección
Te alabamos todos
Inspiración Celestial
Te alabamos todos
Patriarca de Justicia
Te alabamos todos
Depósito de Bondad
Te alabamos todos
Lucero de la Fe
Te alabamos todos
Arca de Felicidad
Te alabamos todos
Dios Humanado
Te alabamos todos
Principio y Fin de todas las cosas
Te alabamos todos
Oración
“Niño Jesús, Príncipe de la Paz, te pedimos que reine en nuestros corazones y en nuestros hogares. Ayúdanos a vivir en armonía y a amarnos unos a otros como tú nos has amado. Que tu nacimiento nos inspire a construir un mundo más justo y fraterno.
Amén.
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