
Las Letanías de la Humildad: Un camino hacia el corazón de Cristo
La humildad es una virtud esencial para cualquier cristiano que desee seguir verdaderamente el ejemplo de Jesucristo. En este contexto, las Letanías de la Humildad se presentan como una oración profunda y transformadora que nos invita a renunciar al orgullo, al egoísmo y a las vanidades del mundo para abrazar la sencillez y la pequeñez que nos acercan a Dios.
Orígenes de las Letanías de la Humildad
Estas letanías son atribuidas al cardenal Rafael Merry del Val, secretario de Estado del papa San Pío X a principios del siglo XX. El cardenal, conocido por su gran piedad y servicio desinteresado, compuso esta oración como una herramienta para purificar el corazón y orientar la vida hacia la imitación de Cristo. Su estructura, al igual que otras letanías, está compuesta por una serie de invocaciones que expresan un anhelo sincero de crecer en humildad.
Reflexiones sobre las invocaciones
Cada petición en las Letanías de la Humildad es una invitación a dejar de lado nuestros deseos egoístas y a poner a los demás por delante de nosotros mismos. A continuación, reflexionamos sobre algunas de las invocaciones clave:
- “Del deseo de ser alabado, líbrame, Jesús.” En un mundo que valora tanto el reconocimiento y la aprobación, esta petición nos desafía a buscar solo la gloria de Dios y no la nuestra.
- “Del miedo a ser humillado, líbrame, Jesús.” Este temor puede paralizarnos y alejarnos de vivir según la verdad. La humildad nos da la fortaleza para aceptar nuestras limitaciones con serenidad.
- “Que otros sean más amados que yo, Jesús, dámelo.” Esta petición es quizá una de las más difíciles, ya que implica un desprendimiento total del ego y una alegría sincera por el bien de los demás.
Estas invocaciones nos desafían a confrontar las actitudes que nos alejan de la verdadera humildad y a abrazar una vida centrada en el servicio y el amor.
La humildad en la vida cristiana
La Sagrada Escritura nos ofrece innumerables ejemplos de la importancia de la humildad. En Filipenses 2,3-8, San Pablo nos exhorta a tener los mismos sentimientos de Cristo, quien, siendo Dios, se humilló a sí mismo tomando la forma de siervo. Asimismo, el Magnificat de la Virgen María es un canto de humildad que glorifica a Dios por ensalzar a los humildes y derribar a los soberbios.
La humildad no es sinónimo de debilidad, sino de fortaleza espiritual. Es reconocer nuestra pequeñez ante Dios y nuestra dependencia de su gracia, mientras servimos a los demás con amor y desinterés. Las Letanías de la Humildad nos ayudan a cultivar esta virtud, recordándonos que el camino hacia la santidad pasa por el vaciamiento de nosotros mismos para llenarnos de Dios.
Cómo rezar las Letanías de la Humildad
Rezar estas letanías requiere un corazón dispuesto y una actitud de sinceridad ante Dios. Puedes incluirlas en tu oración diaria o rezarlas en momentos de especial lucha contra el orgullo o la soberbia. Algunos pasos para aprovecharlas mejor son:
- Preparación: Encuentra un lugar tranquilo y pide al Espíritu Santo que ilumine tu corazón.
- Rezo pausado: Pronuncia cada invocación con intención, permitiendo que las palabras resuenen en tu interior.
- Meditación: Reflexiona sobre las áreas de tu vida donde necesitas crecer en humildad.
Frutos de esta oración
Aquellos que rezan las Letanías de la Humildad con constancia suelen experimentar una transformación interior. Aprenden a valorar más a los demás, a aceptar sus propias limitaciones con serenidad y a vivir más plenamente según el ejemplo de Cristo. Aunque el camino de la humildad puede ser desafiante, los frutos que produce en el alma son invaluables.
Que las Letanías de la Humildad sean una guía en tu camino espiritual, llevándote a una relación más profunda con Cristo y con los demás. ¡Comparte esta hermosa oración y anímate a vivirla con corazón sincero!

Letanía de la Humildad del Cardenal Merry del Val:
Jesús manso y humilde de Corazón, Óyeme
Del deseo de ser lisonjeado
Líbrame Jesús
Del deseo de ser alabado
Líbrame Jesús
Del deseo de ser honrado
Líbrame Jesús
Del deseo de ser aplaudido
Líbrame Jesús
Del deseo de ser preferido a otros
Líbrame Jesús
Del deseo de ser consultado
Líbrame Jesús
Del deseo de ser aceptado
Líbrame Jesús
Del temor de ser humillado
Líbrame Jesús
Del temor de ser despreciado
Líbrame Jesús
Del temor de ser reprendido
Líbrame Jesús
Del temor de ser calumniado
Líbrame Jesús
Del temor de ser olvidado
Líbrame Jesús
Del temor de ser puesto en ridículo
Líbrame Jesús
Del temor de ser injuriado
Líbrame Jesús
Del temor de ser juzgado con malicia
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean más amados que yo
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean más estimados que yo
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean alabados y de mí no se haga caso
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean preferidos a mí en todo
Jesús dame la gracia de desearlo
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda
Jesús dame la gracia de desearlo
Oración
Oh Jesús que, siendo Dios Te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo.
Amén.
Comparte esta oración:
Escucha la Letanía audio:
Otros enlace de interés: